A las 11 horas del día 4 de Noviembre de 2.012 se abrió oficialmente la exposición al público. Culminamos así, la XXIII Exposición Micológica de Pañeda.
Este otoño, el mas seco desde 1.990 -precisamente el año de nuestra primera exposición, 23 años más jóvenes-, no se presentaba, a priori, muy favorable. A pesar de ello, las últimas lluvias y el hecho de que no hubiera apenas heladas, ayudó a que la recogida de setas fuera apreciable.
El escaso tiempo que tenemos para determinar correctamente cada una de las especies que se exponen (empezamos a clasificar el sábado, a las 17 horas, una hora más tarde que el año anterior), hace que siempre nos queden algunas sin determinar, pendientes de un posterior estudio (microscopio incluido).
El trabajo colectivo tuvo su premio, al lograr exponer un total de 347 especies, -la media anual desde 1.990 es de 350-, y es curioso que el periódico La Nueva España nos dedicara menos de media página, mientras que le dedicaba una entera a la Expo de Luarca, con 225 especies, 122 menos que nosotros.
Los últimos dias de lluvia salvaron la recolecta en Asturias, mientras que en León, que nos aportaba cada año mas de 50 especies diferentes de las asturianas, sigue más flojo que de costumbre.
Conseguimos 18 nuevas especies, recogidas y clasificadas por primera vez en la exposición, destacando la Melanoleuca angelesiana y la Sparassis Minensis. Entre las especies destacadas, las mortales Paxillus involutus, Galerina marginata, Lepiota brunneolilacea, Cortinarius orellanus y la imprescindible Amanita phalloides. Por géneros, hemos contabilizado 21 especies de Cortinarius; 24 Lactarius, 2 nuevas; 16 de Tricholoma, 1 nueva; 23 especies de Russula, 2 nuevas; y 21 Agaricus, 1 nueva. Este año colocamos en la mesa nº 3 las 37 especies que estuvieron presentes en todas las exposiciones desde el año 1.990 inclusive.
Va de anécdotas: este año destacó la mesa de Agaricus (champiñones), con 21 especies diferentes, de ellas 4 tóxicas y esta abundancia hizo que tuviéramos numerosas consultas sobre la posible toxicidad de los champiñones. Una de las muchas consultas sobre la comestibilidad de unos champiñones que en este caso habían recogido ese mismo día, nos la hizo el popular actor asturiano Alberto Rodríguez (“La Marquesina”-TPA) junto a un amigo que le acompañaba. Les explicamos por qué eran tóxicos: por el amarilleo intenso al frotamiento y al cortarlo por la base del pie, amarilleo que desaparecía a los pocos minutos, además del olor desagradable a tinta o fenol que no desaparece con la cocción, lo que hace poco recomendable su consumo, no solo por su toxicidad. En los champiñones comestibles el color amarillo es mucho más suave, es permanente y su olor es, en los casos más comunes, de almendras amargas o ligeramente anisado.
Los próximos dias 17 y 18 pasaremos por Madrid y trataremos de visitar la XL exposición de la Sociedad Micológica de Madrid, en ese caso haremos algún comentario sobre lo visto.
Conseguimos 18 nuevas especies, recogidas y clasificadas por primera vez en la exposición, destacando la Melanoleuca angelesiana y la Sparassis Minensis. Entre las especies destacadas, las mortales Paxillus involutus, Galerina marginata, Lepiota brunneolilacea, Cortinarius orellanus y la imprescindible Amanita phalloides. Por géneros, hemos contabilizado 21 especies de Cortinarius; 24 Lactarius, 2 nuevas; 16 de Tricholoma, 1 nueva; 23 especies de Russula, 2 nuevas; y 21 Agaricus, 1 nueva. Este año colocamos en la mesa nº 3 las 37 especies que estuvieron presentes en todas las exposiciones desde el año 1.990 inclusive.
Va de anécdotas: este año destacó la mesa de Agaricus (champiñones), con 21 especies diferentes, de ellas 4 tóxicas y esta abundancia hizo que tuviéramos numerosas consultas sobre la posible toxicidad de los champiñones. Una de las muchas consultas sobre la comestibilidad de unos champiñones que en este caso habían recogido ese mismo día, nos la hizo el popular actor asturiano Alberto Rodríguez (“La Marquesina”-TPA) junto a un amigo que le acompañaba. Les explicamos por qué eran tóxicos: por el amarilleo intenso al frotamiento y al cortarlo por la base del pie, amarilleo que desaparecía a los pocos minutos, además del olor desagradable a tinta o fenol que no desaparece con la cocción, lo que hace poco recomendable su consumo, no solo por su toxicidad. En los champiñones comestibles el color amarillo es mucho más suave, es permanente y su olor es, en los casos más comunes, de almendras amargas o ligeramente anisado.
Los próximos dias 17 y 18 pasaremos por Madrid y trataremos de visitar la XL exposición de la Sociedad Micológica de Madrid, en ese caso haremos algún comentario sobre lo visto.
Antonio Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario